Mejillones tigre

Los mejillones tigre son una especie de croqueta de mejillón con caparazón. Parece que su origen es gallego y que deben su nombre a que solían ser picantes en sus inicios, llegando incluso a llamarlos “tigres rabiosos”. Es posible que os suenen porque todavía se sirven como tapa en algunos bares, de hecho así los conocí yo cuando era pequeña, en el bar “Del rubillo” que estaba justo al lado de mi casa y que los hacían espectaculares. Inspirada por ellos empecé a cocinarlos.

Es una receta un poco laboriosa pero tiene dos estupendas ventajas: una vez que te pones haces para unas cuantas veces porque se pueden congelar y la segunda, triunfarás porque están riquísimos. Así es que no hay excusa, os cuento la receta paso a paso para que os pongais manos a la obra.

Ingredientes (Unos 40 mejillones):

  • 1 kilo de mejillones
  • 2 cebollas pequeñas
  • 35 gramos de mantequilla
  • Aceite de oliva virgen extra
  • 100 gramos de harina
  • 750 mililitros de leche
  • Sal (una cucharadita) y pimienta (una pizca)
  • Nuez moscada (Media cucharadita)
  • Dos huevos
  • 100 gramos de pan rallado

Receta paso a paso:

En primer lugar, vamos a sacar la “chicha al mejillón” y preparar el molde para nuestras croquetas J.

Limpiamos bien los mejillones, podemos utilizar un cuchillo para retirar las impurezas que están más adheridas.

En una olla ponemos medio vaso de agua junto con los mejillones a fuego medio y tapamos. Cuando todos los mejillones se hayan abierto retiramos del fuego y escurrimos.

Extraemos la carne del mejillón y reservamos la carcasa en el frigorífico.

Picamos en trozos muy pequeños la carne del mejillón. Yo la he picado en la termomix 4 segundos a velocidad 4.

Vamos ahora a por la bechamel. Ponemos en una olla a calentar la mantequilla junto con unas 5 cucharadas de aceite.

Cortamos la cebolla en trozos lo más pequeños posible. Cuando el aceite y la mantequilla estén calientes añadimos la cebolla y dejamos pochar a fuego lento.

Una vez la cebolla esté transparente, añadimos 4 cucharadas soperas de harina y freímos unos 3-4 minutos. Este paso es importante porque si no se fríe bien luego nos quedará el sabor de la harina cruda.

Vamos añadiendo la leche poco a poco sin parar de remover y cuando la mezcla empiece a espesar incorporamos la carne de los mejillones, la sal, la pimienta y la nuez moscada.

Seguimos moviendo a fuego lento unos 10 minutos más para que se integre todo el sabor del mejillón y la bechamel tome la consistencia deseada.

Vertemos la mezcla en un recipiente y dejamos enfriar. Yo cuando está frío le pongo un papel film y lo dejo en el frigorífico hasta el día siguiente para que sea más fácil trabajar con la masa.

Y ahora que ya tenemos el molde y el relleno, vamos a meter las manos en la masa!.

Con la ayuda de una cucharilla rellenamos las carcasas que teníamos reservadas. Sobraran algunas así que elegid las que estén mejor.

Y ahora rebozamos, pasando primero por harina, después por huevo y finalmente por pan rallado. Lo suyo es no sumergir el mejillón entero, sino solo la parte con la masa para que carcasa se quede más o menos limpia.

Reservamos los que nos vayamos a comer y los demás los guardamos en el congelador, sin ponerlos unos encima de otros. Yo suelo usar bandejas de plástico para que congelen separados y una vez que están congelados se pueden pasar a una bolsa para que ocupen menos espacio.

Finalmente vamos a freír nuestra obra de arte. Ponemos en una olla abundante aceite y cuando esté caliente (no demasiado) añadimos los mejillones hasta que el pan rallado coja ese color dorado tan característico.

Sacamos a papel absorbente para retirar el exceso de aceite y listo, ya tenemos nuestros “mejillones tigre” listos para comer. Podéis acompañar con un poco de alioli. Como veis en la foto, aquí hay alguno que no ha podido resistirse. Espero que os guste esta super receta.

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